La Organización Mundial de la Salud y UNICEF recomiendan la lactancia materna exclusiva y a demanda durante los primeros seis meses de vida y se sugiere que ésta se inicie en la primera hora de vida tras el parto. A partir de los 6 meses los lactantes deberían recibir alimentos complementarios apropiados e inocuos desde el punto de vista nutricional, pero sin abandonar la lactancia materna hasta los 2 años o más.

Gracias a ella, se fomenta el desarrollo sensorial y cognitivo del niño, se le protege de enfermedades infecciosas y crónicas y se reduce la mortalidad del lactante por enfermedades como la diarrea o la neumonía. Aporta, además, beneficios maternos como la disminución del riesgo de cáncer de ovario y mama.

Solo el 44% de los bebés toman leche materna de manera exclusiva durante sus primeros seis meses de vida, cifra que está por debajo del objetivo de la Asamblea Mundial de la Salud del 50% para 2025.

Es también vínculo y fuente de afecto. Las mismas hormonas que producen la subida de la leche (oxitocina) y la producción de leche (prolactina) potencian nuestros instintos maternales y paternales.

 

La leche materna juega, además, un papel funcional y se adapta a numerosas situaciones únicas; por ejemplo, la leche que se produce durante la noche tiene mayores niveles de melatonina. Va cambiando su composición con la exposición a patógenos reforzando el desarrollo del sistema inmune del bebé y se ha demostrado también que aporta células pluripotenciales al bebé (células capaces de generar todos los tipos celulares adultos).

Desafíos para el futuro

La lactancia materna es el método recomendado para alimentar al bebé y tiene beneficios sanitarios, emocionales y económicos, pero la falta de apoyo a las madres puede dificultarla. Los retos de integrar la vida profesional con la maternidad, combinados con las desigualdades de género que siguen haciendo recaer sobre las mujeres la mayor parte de la carga para garantizar el cuidado y la crianza de sus familias son algunos de los temas clave.

Habremos fracasado como sociedad si no instituimos políticas y prácticas que promuevan la lactancia materna con igualdad de acceso para todos los niños.

Se ha demostrado además que las madres necesitan apoyo activo para iniciar y mantener prácticas apropiadas de lactancia materna por lo que la OMS y UNICEF han creado estrategias y políticas para el fomento de la lactancia lanzando en 1992 la iniciativa Hospitales amigos de los niños (en la actualidad conocida como IHAN, Iniciativa para la Humanización de la Asistencia al Nacimiento y la lactancia) con el objetivo de fortalecer el apoyo de la práctica de la lactancia materna en los servicios de maternidad de los hospitales. En su declaración conjunta titulada Protecting, Promoting and Supporting Breastfeeding, donde se describen los Diez pasos hacia una feliz lactancia natural, se promueven estas prácticas a nivel mundial.